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4/06/2016

Acabemos las contralorías locales


Santiago Villarreal Cuéllar

Desde hace algunos años se convirtió en un antro de corrupción la elección de contralores de ciudades y departamentos, lo mismo que las personerías. Se sabe de cuantiosas sumas de dinero invertido por quienes desean esos puestos, pagados a diputados y concejales para granjearse el voto. Después de electos, estos funcionarios corruptos se dedican a chantajear a cuanto funcionario pueden atrapar en sus voraces fauces, para recuperar la “inversión,” y para llenar sus faltriqueras y salir a buscar otra coloca y continuar esquilmando.

Esto lo sabe todo el mundo y el propio contralor general de la nación, Eduardo Maya Villazón, corroboró los hechos, pero presentó un proyecto de ley para superar la tragedia de la corrupción en esos entes. Solo que la propuesta es parecida al viejo cuento del marido al que la mujer lo traicionaba con un amante en el sofá de su sala. El esposo decidió vender el sofá para acabar con el problema. Propone el señor contralor acabar con estos entes en los municipios donde los hay, lo mismo que en los departamentos. Quedaría solo la General de la Nación, que no es menos corrupta que las otras, y si no, investiguen cómo salió su antecesor el doctor Julio Cesar Turbay Quintero.


Dentro de las políticas públicas me parece que la solución al terrible flagelo de la corrupción no se acaba suprimiendo cargos. Muchos alcaldes, gobernadores, diputados, concejales, y demás funcionarios de bajo rango incurren a diario en manejos indelicados. ¿Entonces debemos acabar con las alcaldías, gobernaciones, asambleas, concejos y cuanto despacho sea víctima de la pandemia de la corrupción? No, esa no es la salida para este flagelo. Creo que los primeros que debemos formar un tejido social contra la corrupción somos todos los ciudadanos, denunciando, creando el escándalo. En muchas ocasiones no se dispone de pruebas para denunciar, pero si comenzamos a hacer escándalo, utilizando las redes sociales, los medios de comunicación, el periodismo independiente, los pícaros comenzarán a prevenirse y menguará su accionar. Ha funcionado en muchas partes del país. En cuanto a la elección de contralores locales, me parece que debe cambiarse la norma y dicha elección debe hacerlo, primero una terna seleccionada por tres universidades. Luego  esa terna enviarla a los tribunales administrativos para que sean los magistrados y no los diputados o concejales quienes elijan el contralor. Puede que haya corrupción en las universidades como ya se detectó con la escogencia de candidatos para personerías, pero no permeará los magistrados. El funcionario que salga elegido no tendrá que pagar favores a ningún político y seguramente ejercerá su labor con pulcritud.   

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