Santiago
Villarreal Cuéllar
Hace veinte años, el homosexualismo en las
naciones occidentales era bastante incipiente. Salvo en Holanda, Suecia, San
Francisco y Los ángeles California, donde lograron reconocimiento público, en
el resto del mundo parecían contados con los dedos. El resto de la gente los
miraba como bichos raros y eran severamente perseguidos por las autoridades
civiles y militares. La religión y sectas cristianas, lo mismo que musulmanas,
los siguen considerando pecaminosos. Al finalizar la década de los noventa y
durante la del dos mil, pareciera que hubiera surgido toda una cosecha de
homosexuales y lesbianas. Desde la más tierna infancia, niños y niñas, comienzan
a expresar manifestaciones homosexuales sin ningún recato. Más de un padre de
familia se confunde y se sorprende al observar ese tipo de sentimientos,
totalmente indeseados para ellos. No ha faltado el charlatán que adjudica la
proliferación homosexual al consumo de pollo alimentado de concentrados
sintéticos. Pero, ¿cuáles son las verdaderas causas?
Primero: el homosexualismo ha existido
durante toda la historia de la raza humana. En la cultura griega, hace más de
cuatro mil años, era normal ver a hombres mayores besando públicamente a un
amante joven. Lo mismo sucedía en el Imperio romano, donde muchos emperadores
eran bisexuales. La llegada del cristianismo hizo que se escondieran, pero siempre
existieron, incluso dentro de los mismos seminarios católicos.
Segundo: el reconocimiento de los derechos
civiles a la población homosexual, en la mayoría de naciones occidentales, sumado
al influjo de los medios de comunicación y la llegada del internet, hizo que la
mayoría de personas con opciones sexuales diferentes saliera del closet. Muchos
grandes personajes de la farándula, la política, el deporte e incluso algunos
clérigos, se han declarado homosexuales y no hay telenovela donde un marica no
sea protagonista. Esto despierta curiosidad y muchos adolescentes, que no son
homosexuales declarados, deciden experimentar otras opciones, con lo cual
aumenta la cosecha.
Y tercero: siempre ha existido la
homosexualidad en toda la superficie de la tierra y mientras el ser humano
viva, existirá.
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